Esa es una frase que escuche en una ocasión a un médico cuando la enfermera le preguntaba si debía usar un tipo u otro de catéter. Lo que quería decir el médico era que no había necesidad de usar el catéter más caro, complejo o difícil de poner si con el más sencillo lográbamos lo mismo.
Es una regla útil para aplicarla en nuestros proyectos de trabajo o personales. Nos pasa cuando vamos a entregar una propuesta o un presupuesto, cuando simplemente debemos enviar un email o un informe o cuando tenemos que entregar una nueva versión de nuestro producto.
A veces lo hacemos por un perfeccionismo excesivo que nos hace pensar que nuestro producto debe tener las mejores características del mercado en todas y cada una de las funcionalidades. Cuando acabemos habremos terminado orgullosos de él pero, qué coste tiene el producto si tiene el Wifi más avanzado, el Bluetooth de mejor rendimiento y el mayor número de puertos USB ¿te lo comprarán a ese precio?
Y cuando por fin hayas decidido poner el producto en el mercado después de tantos meses de trabajo puestos en él ¿se seguirá usando el Bluetooth? ¿el número de puertos USB seguirá siendo una decisión relevante en la compra? Probablemente no.
Quizás era mejor haber planificado una fecha de lanzamiento, el próximo Black Monday por ejemplo, y calcular qué opciones nos da tiempo de construir para entonces. Seguro que en el mercado habrá productos más completos pero ¿serán tan económicos como el tuyo? ¿son tan fáciles de usar o pesan tan poco como tu producto? ¿tus competidores estarán teniendo tanto margen comercial como tendrías tú?
Cuando Google lanzó su Google Docs en la nube, los periodistas especializados fueron corriendo a preguntar a Microsoft por esta nueva amenaza a su MS Word. Google Docs era gratis y podía usarse desde cualquier ordenador sin instalación o licencia alguna. Steve Ballmer contestó de manera un tanto despectiva que Google Docs nunca a sustituir su clásica suite Office. En la nueva aplicación de Google ni siquiera era posible imprimir los documentos que escribías.
La respuesta de Google fue rápida. Al día siguiente Google Docs tenía implementado un botón Imprimir en su barra de herramientas ¿Cómo pudo haber hecho esto Google tan rápido? Sencillo, Google Docs no tiene funcionalidades complejas. Sólo hay 5 ó 6 funcionalidades en un único menú. Son justo las funcionalidades que necesitan el 90% de los documentos que escribimos.
No había mucho que desarrollar tampoco había mucho que probar. Debieron usar una librería de exportación a PDF estándar que recoge las características básicas y listo. No hay complicadas opciones de numeración, viñetas, estilos, fuentes o formatos. Sería una librería muy probada para esas pocas opciones por lo que no había mucho donde fallar.
En tu trabajo diario te puede pasar lo mismo. Puedes estar días y días buscando una diferencia de 1 céntimo entre el Debe y el Haber, pero mientras, el informe de pérdidas y ganancias está sin hacer.
Puedes hacer un versión de tu software para iPad, para tablets, para smartphones, para Chrome, Firefox Internet Explorer y Safari. Mientras tanto alguien está ganando dinero ya con su app para el iPhone pero sobre todo sabrá ya a estas alturas si merece la pena sacar una versión para Android o si estará tirando su tiempo y su dinero si lo hace.
Evita la procastinación, el miedo a fallar o a las críticas si tu producto no es el mejor de todos los que hay en el mercado o no se vende bien. Si eso pasa, bueno, por lo menos no invertiste demasiado en ello. Ve a por el siguiente o trata de mejorarlo en una siguiente versión (Kaizen lo llamaría yo). Ahora ya sabes qué es lo que no funciona y podrás probar de nuevo.