¿Podemos ser más productivos? ¿Cómo podemos centrarnos en las tareas que nos harán más eficientes? Hace muchos años, aproximadamente un siglo, un tal Pareto comprobó de forma casual que sólo el 20% de las vainas que tenía plantadas en el campo producían el 80% de los guisantes de su cosecha y que el 80% restante producían tan solo el 20% restante de los guisantes. Curioso por esta relación comprobó también que podía aplicar esta regla a otros campos descubriendo, por ejemplo, que en su época el 20% de la población disponía del 80% de la riqueza y que tan solo quedaba un 20% de la riqueza total para el 80% más pobre de la población.
Este principio, basado en el conocimiento empírico, es usado desde entonces para mejorar la eficiencia y la productividad en la economía, en la distribución comercial, en el marketing, en las ingenierías y, como no, también en el desarrollo de software.
Cuando comenzamos a desarrollar nuestro producto basándonos en una lista enorme de requisitos y funcionalidades a desarrollar, sabemos que sólo el 20% de esas funcionalidades serán usadas por el 80% de los usuarios y que una cantidad enorme del resto de las funcionalidades que desarrollemos sólo será usada en un 20% de las ocasiones.
Aplicando también este principio al tiempo de desarrollo podemos deducir que si tardásemos alrededor de 10 meses en la construcción de un producto, en tan solo 2 de esos meses conseguiríamos desarrollar el 80% de las funcionalidades requeridas y que, por tanto, nos llevaría unos 8 meses resolver el 20% de las funcionalidades más complejas y difíciles. Esto nos lleva a preguntarnos ¿serán usadas esas funcionalidades? ¿son realmente imprescindibles?
Si lográsemos identificar las funcionalidades más importantes y las mantuviésemos los más simple que nos fuera posible (otro principio: KISS) ¿no lograríamos quitarnos de encima 8 meses de trabajo y entregar un producto muy efectivo en tan solo 2 meses?
Ya sabemos que el 20% por ciento de nuestro esfuerzo producirá el 80% de los resultados ¿no sería bueno sentarnos por un momento para pensar a qué le vamos a dedicar nuestro tiempo? Merecerá la pena, seguro.